"Dediquemos una financiación sólida, una valiente labor de promoción y una férrea voluntad política a alcanzar la igualdad de género en todo el mundo. No hay ninguna otra mayor inversión en nuestro futuro común." Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas.
Me gustaría empezar felicitando a todas las mujeres, en especial
a mi madre y mi hermana por ser ejemplos claros de mujeres fuertes,
independientes y trabajadoras.
Está claro que desde que comenzó hace más de cien años la
lucha por la igualdad entre hombres y mujeres se ha avanzado, pero
desgraciadamente no lo suficiente. Casi ningún país del mundo está libre de
problemas de disparidad entre los sexos, aunque pueden ser de naturaleza muy
distinta según el país o incluso, dentro de un país, según el nivel de
enseñanza de que se trate.
El tema de 2016 para el Día Internacional de la Mujer
es "Por un Planeta 50-50 en 2030:
Demos el paso para la igualdad de género". Algunos de los objetivos clave
de la Agenda 2030:
- Para 2030, velar por que todas las niñas y todos los niños terminen los ciclos de la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados escolares pertinentes y eficaces
- Para 2030, velar por que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y a una enseñanza preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria
- Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo
- Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación
- Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina.
A continuación os muestro un resumen de algunos de los
puntos del análisis cuantitativo llevado a cabo por la UNESCO y publicado en
2012 sobre la igualdad de género en la educación.
Mejora
sustancialmente el nivel de paridad entre los sexos en primaria
Aunque casi todos los países han avanzado hacia la
paridad, existen importantes diferencias entre las regiones. Además, pese a que
se ha reducido, sigue habiendo una considerable distancia entre las regiones
con niveles altos y con niveles bajos de paridad.
Tendencias de la
esperanza de vida escolar
La esperanza de vida escolar (EVE) es un parámetro
indicativo del número probable de años que un niño va a pasar en promedio en el
sistema educativo de su país. Más concretamente, se define la EVE como el número
total de años de escolaridad que un niño puede esperar disfrutar en el futuro
en el momento de su ingreso en el sistema educativo, presuponiendo que la
probabilidad de matrícula es igual a la tasa de participación actual. La EVE
indica la duración media de la escolaridad en años, no el número de grados
cursados. No mide necesariamente el nivel de estudios actual o real, sino más
bien lo que posiblemente pueda lograr la próxima cohorte que se incorpore al
sistema escolar.
Se han hecho avances
sustanciales en el afán de universalizar la alfabetización de los adultos
Las mujeres representan una gran mayoría de los
adultos que se declaran analfabetos, si bien es cierto que la distancia entre
ambos sexos se ha acortado: del 12,9% en 1990 al 9,1% en 2009. En la figura
7.1.1 se observa que entre 1990 y 2009 los índices femeninos mejoraron
especialmente en Asia Meridional y Occidental, los Estados Árabes y Asia
Oriental y el Pacífico. Pese a ello la proporción total de adultas
alfabetizadas sigue estando en 2009 bastante por debajo de lo que era el
porcentaje masculino en 1990. La tasa de adultos alfabetizados sigue siendo
mayor en los hombres que en las mujeres en las ocho regiones. La ventaja
masculina es ínfima en América del Norte y Europa Occidental, pero aún resulta
notable en Asia Meridional y Occidental y el África Subsahariana, donde la
distancia en favor de los hombres es de 22 y 17 puntos porcentuales,
respectivamente.
Las mujeres obtienen
más títulos, pero no en el nivel de doctorado
Existen importantes diferencias en cuanto al nivel de
estudios que alcanzan ambos sexos. Se advierte que las
mujeres han llegado a la paridad en la obtención de títulos de licenciatura y
aventajan a los varones en el nivel de maestría, con un 56% frente a un 44.
Pero al llegar al doctorado esta relación deviene exactamente inversa. Las
mujeres obtienen más licenciaturas que los hombres en tres de las cinco
regiones y más títulos de maestría en dos. No obstante, en el nivel de
doctorado los hombres son mayoría en todas las regiones. Resulta interesante el
caso de América Latina y el Caribe, única región donde la tasa de participación
femenina es mayor en los programas de doctorado que en los de maestría.
El salario es un
factor que influye en el porcentaje de maestras
La proporción de maestras en un país suele reflejar el
nivel salarial de los docentes. El porcentaje tiende a ser elevado cuando los
salarios son bajos. En cambio, en países donde los docentes están relativamente
bien pagados, el profesorado suele ser ser mayoritariamente masculino. En la
figura 8.3.1 se muestra la relación entre el sueldo de los docentes de primaria
(en relación con el PIB per cápita medio) y el porcentaje de maestras en 50
países. En el Chad, Malí y Uganda, donde el salario de los docentes cuadruplica
con creces el PIB per cápita, las mujeres representan solo el 14%, el 27% y el
40% del profesorado, respectivamente. En cambio, en Kazajstán, la República
Checa e Italia, donde el sueldo es inferior al PIB per cápita, la presencia
femenina en el profesorado se sitúa por encima del 90%. Existen, sin embargo,
numerosas excepciones a esta regla general. En Camboya, por ejemplo, pese a que
el nivel salarial no llega a la mitad del PIB per cápita, el profesorado de
primaria es mayoritariamente masculino. En Sudáfrica, más de tres cuartas
partes de los docentes son mujeres, aun cuando un profesor gana más del doble
del PIB per cápita.
Conclusiones
En numerosos países en desarrollo subsisten barreras que
restringen el derecho de las niñas a la educación en muchos aspectos
importantes.
- Barreras familiares. En muchos países las niñas asumen responsabilidades domésticas (por ejemplo ocupándose de hermanos menores) y, dependiendo del país y la cultura, cuando surge una disyuntiva la educación de los varones suele tener preferencia. Por ejemplo, en la mayoría de los países africanos, como es el caso de Kenya, las niñas pueden estar sobrecargadas de labores domésticas, lo que reduce su motivación para proseguir los estudios. Los padres estiman que la educación de sus hijas es una pérdida de tiempo y dinero, dado que en general tienen previsto casarlas a una edad temprana. Las niñas son conscientes de ello, y sabiendo que probablemente no tardarán en dejar la escuela, consideran innecesario esforzarse.
- Barreras sociales. Las niñas sufren presiones en favor de un matrimonio precoz, así como acoso y violencia sexuales dentro y fuera de la escuela, imposiciones religiosas y exposición al VIH/SIDA.
- Políticas escolares y praxis educativa. En países de todo tipo y condición, los sistemas escolares no siempre favorecen la autonomía de las niñas ni tratan de responder a sus necesidades a través de programas de estudios, servicios de orientación y asesoramiento, métodos pedagógicos y modelos apropiados de comportamiento femenino.
- Beneficios de la educación. Aun en situaciones de paridad en el acceso a la educación y el rendimiento académico, ello no siempre se traduce en una real igualdad en el disfrute de los beneficios de la educación, sobre todo en el mercado laboral de los países desarrollados.
Dicho en pocas palabras: tanto en los países ricos como en
los pobres las disparidades entre los sexos y las desigualdades de género están
muy presentes en el proceso de escolaridad. Prácticamente todos los países
tienen disparidades y desigualdades por resolver que ejercen gran influencia
sobre el tránsito de niñoss y niñas por el sistema educativo.
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